La experiencia de cenar yo solo en casa el día anterior no había sido muy positiva, así que decidí llevarme a alguien degustador de la cocina fina y completamente objetivo, para que me recuerde lo bien que cocino. La verdad es que no me costo mucho convencer a Edu para que me hiciese compañía. Y para celebrarlo, nos cogimos dos chuletones del tamaño del plato que cocinamos en el sitio natural de la carne...en la parrilla, y bien escoltados por unos chorizos y unos pinchitos.
Aqui queda este testimonio grafico del hambre que pasamos:
Y ahora empieza la diversión, por fin es viernes, y nos espera el The Bell para tomar una pinta a la salud de los que no están, y los que no nos pudimos ir.
Slaintè!!
2 comentarios:
Los kikos estaban de puta madre, que tal las pipas? ;-Þ
Las pipas, como todo lo demás, maravillosas!
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